Cuando crezcas, te contaré que pasamos semanas encerrados en casa, y tuvimos que abandonar esos paseos de horas que tanto disfrutabas. Te contaré que veíamos la hierba crecer y la primavera florecer desde la ventana, y yo te describía cómo es la luz entre las hojas de los árboles y te prometía una y mil maravillas nuevas para futuros paseos lejos del invierno.
Cuando crezcas, te contaré que las abuelas tuvieron que pasar semanas viéndote crecer a través de la pantalla del móvil, que se perdieron cómo probabas tu primer currusco de pan (ese acontecimiento largamente esperado) y cómo aprendiste a jugar a cucú-tras. Que la abuela Lola derramó no pocas lágrimas por no poder besar esa cabecita medio calva y la amama Marta temía tanto que te olvidaras de ella que amenazaba con escaparse de casa para venir a verte.
Cuando crezcas, sí, te contaré que un virus nuevo mantuvo el mundo entero parado durante meses. Que el miedo a las consecuencias sociales, sanitarias y económicas se instaló en la boca de nuestros estómagos noche y día, y la incertidumbre ante una situación nunca vista hizo que los mercados se derrumbaran y el sistema se encontrara al borde del colapso.
Pero sobre todo, cuando crezcas te contaré cómo la gente unió fuerzas. Cómo se tendía la mano en la distancia a cualquiera que lo necesitara compartiendo, creando y arrancando sonrisas incluso a través de una pantalla, o de balcón a balcón. Cómo cada noche a las 20.00 se aplaudía en las ventanas por todos aquellos trabajadores que tenían que seguir al pié del cañón para que todo marchara. Cómo las empresas, las comunidades de vecinos, la gente en general, se organizaron y coordinaron para crear material sanitario y donarlo a los hospitales. Y cómo unos y otros nos alentamos y dimos ánimos durante estas eternas semanas compartiendo todo tipo de contenido e iniciativas culturales.
Cuando crezcas, te contaré cómo todos a una crecimos y nos hicimos más fuertes como comunidad. Como personas.
Pero ahora te abrazo, te leo un cuento. Ahora juego contigo a cucú-tras y te acuno suavemente hasta que te duermes.
Ahora, te cuido.
Por tí, por todos.
Ahora, nos quedamos en casa.