Si la pasada semana os hablaba de la preciosa preboda otoñal de Miren y Lander en el Hayedo de Otzarreta, hoy es el turno de su boda en el Santuario de Estíbaliz.
El Santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz data del siglo XI, nada menos, toda una joya románica que está considerada Bien de Interés Cultural y que se encuentra a apenas 10 km de Vitoria-Gasteiz. Rodeada de zonas verdes, es desde luego un maravilloso lugar donde celebrar la ceremonia de una boda.
Miren y Lander me llevaron a ver el Santuario una semana antes del día D. Era principios de abril, pero el sol brillaba, los árboles comenzaban a verdear e incluso pudimos disfrutar de la terraza y los pintxos del Bar Pater, junto al Santuario. Pero ésto es Vitoria, y ya se sabe cómo es Vitoria en abril… y a pocos días de la boda, los señores del tiempo comenzaron a anunciar la vuelta del invierno: lluvia, viento y frío, mucho frío.
Así que como buenos patateros, tocó echar mano de inventiva. Al picoteo que el Bar Pater nos había preparado para degustar tras la ceremonia se añadió algo de caldo calentito (¡y delicioso!). Summum Peluqueros se encargaron de que el precioso recogido y maquillaje de la novia aguantara todas las inclemencias del día y bailoteos de la noche. Desde Rosa Clará prepararon un agradable y elegante chal para Miren que le colocaron ellas mismas y los grandes profesionales de Hotel Palacio Elorriaga dejaron todo listo para que el cóctel pudiera servirse tanto dentro como fuera del recinto. Un trabajo brillante por parte de todos los proveedores que hizo que las nubes y el frío no enturbiaran ni un ápice éste día.